7 costos invisibles de un desarrollo ecoturístico
- José Luis López Palencia
- 11 nov
- 4 Min. de lectura
Muchos inversionistas creen que un desarrollo ecoturístico es tan simple como multiplicar el precio de cada cabaña. Si una unidad cuesta cuatrocientos mil quetzales, dos costarán ochocientos mil. Pero esa lógica ignora la mitad del proyecto: todo lo que sucede alrededor de esas cabañas.

Diseñar un desarrollo ecoturístico no se trata solo de cuánto mide cada módulo, sino de cómo funcionará el conjunto. Desde Loragon hemos visto decenas de terrenos donde la construcción comenzó sin resolver temas operativos y, al llegar a la fase de uso, los costos se duplicaron.
Estas son las variables que con mayor frecuencia se subestiman y que deben presupuestarse desde el papel, no en obra.
Errores comunes al planificar un desarrollo ecoturístico
En Guatemala, la mayoría de inversionistas con terrenos naturales empieza por cotizar las cabañas, pero pocas veces se detiene a pensar en los sistemas que las harán funcionar: agua, energía, drenajes, guardianía y mantenimiento.

Un desarrollo ecoturístico no se sostiene solo con arquitectura bonita, sino con decisiones técnicas y operativas que garanticen rentabilidad y durabilidad.
1. Amenidades
Las cabañas no son habitaciones de paso. Quien viaja a la naturaleza busca experiencias, no solo hospedaje. Invertir en firepits, senderos, hamacas, saunas, piscinas o columpios no es lujo: es parte del producto.



El tipo de amenidades depende del público objetivo. Si el desarrollo apunta a nómadas digitales, se necesitan zonas para trabajar cómodamente. Si el mercado son familias, conviene invertir en juegos seguros e integrados al entorno. En ambos casos, no planificar estas áreas significa limitar el tiempo de estadía y los ingresos por noche.
2. Abastecimiento de agua
Tener pozo o conexión municipal no resuelve el problema completo. Es necesario planificar cómo se almacenará, impulsará y distribuirá el agua.

Una red mal calculada puede dejar sin presión las duchas de una cabaña mientras otra se usa. Los tinacos deben instalarse a una altura mínima de 1.80 metros sobre la salida más alta o complementarse con bombas presurizadoras. Cada metro de tubería, cada conexión eléctrica y cada bomba tiene costo y mantenimiento. No contemplarlo puede alterar el presupuesto en miles de quetzales.
3. Guardianía
En todo complejo turístico, alguien debe cuidar del lugar. No solo por la seguridad del inmueble, sino por la tranquilidad de los huéspedes.


Si ocurre un corto circuito, ruido excesivo o emergencia médica, alguien debe estar disponible. Por eso, el guardián necesita un espacio donde dormir, bañarse y cocinar. Puede ser compacto, pero debe existir desde el diseño. Dejarlo para después suele terminar en construcciones improvisadas y fuera de escala.
4. Conexión eléctrica
Que haya postes cerca no significa que la conexión esté resuelta. Hay que definir desde el inicio si el complejo funcionará con un solo contador o con varios, cómo entrará la acometida y qué capacidad se necesita.

En lugares sin red eléctrica, el costo de paneles y baterías no entra en los “precios por metro cuadrado”. Ignorarlo distorsiona los números. El sistema energético define la operación y la rentabilidad tanto como las cabañas mismas.
5. Lavandería y limpieza
Cada noche de hospedaje implica una lavada completa de sábanas y edredones. Y en temporada alta, esto significa un flujo continuo de ropa.

Algunos proyectos instalan pequeñas lavanderías en cada unidad, pero la mayoría opta por un módulo central con dos lavadoras, dos secadoras y un espacio para doblar y almacenar. También se necesita un closet para escobas, trapeadores y suministros. Si no se planifica, el personal terminará usando los baños de los huéspedes o lavando al aire libre.
6. Salida a drenajes
Uno de los errores más graves es no prever cómo se tratarán las aguas negras. No se pueden verter en la ladera ni en el río.

Cada proyecto necesita un sistema de tratamiento y absorción local, diseñado con base en el número de huéspedes y la topografía. Un mal diseño puede causar olores, contaminación y sanciones ambientales. Además, los albañiles no deberían decidir dónde colocar la fosa séptica. Eso se define desde los planos, no en obra.
7. Parqueos y caminos
Los visitantes llegan en vehículo, y el proyecto debe saber dónde los recibirá. El área de parqueo, los senderos hacia las cabañas, la iluminación y los drenajes pluviales tienen un costo real.

Un camino mal trazado implica más movimiento de tierra, más relleno y más mantenimiento. Planificar el acceso no es un detalle menor: es lo que define la experiencia desde el primer minuto de llegada.
Planificar antes de construir
Cada uno de estos puntos impacta directamente el costo y la operación del proyecto. Por eso, en Loragon trabajamos en fases separadas el diseño y la construcción.

Diseñar primero permite anticipar drenajes, energía, guardianía y mantenimiento sin improvisaciones. Así se evitan sorpresas que duplican el presupuesto y se construye con base en un plan sólido, no en estimaciones al aire.
Desarrollar cabañas turísticas rentables no depende solo del diseño de las unidades, sino de entender que cada desarrollo ecoturístico es un sistema completo: operativo, técnico y humano.
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