Vistalago Paxanax: Inspirado en volcanes
- José Luis López Palencia
- 27 ago
- 3 Min. de lectura


Vistalago Paxanax: tres cabañas turísticas en terrenos inclinados que respetan el ritmo del paisaje
En Santa Cruz La Laguna, justo donde el camino se vuelve vereda y el paisaje deja de estar urbanizado, nos encontramos con un terreno inclinado, sin acceso vehicular, rodeado de vegetación densa y con vista limpia hacia el lago de Atitlán. No era un lienzo en blanco ni una finca lista para construir. Era un lugar complejo, con muchas más preguntas que respuestas.
La solicitud inicial era concreta: tres unidades turísticas independientes, operables desde plataformas digitales, con una experiencia auténtica y diseño adaptado al entorno. No se trataba de decorar la naturaleza ni de imponer una estética forzada. Se trataba de interpretar el terreno y resolverlo con inteligencia.
Distribución desde la lógica topográfica
Lo primero fue entender la pendiente y respetarla. No hubo cortes masivos ni terrazas artificiales. Cada cabaña fue ubicada en el punto que el terreno permitía, con suficiente separación para asegurar privacidad, sin competir por las vistas.




La estructura tipo A se eligió no por tendencia, sino por conveniencia constructiva: sus techos inclinados evacúan el agua de forma eficiente, permiten mayor altura interior y facilitan la ventilación cruzada sin necesidad de sistemas mecánicos. Cada unidad fue nombrada como los volcanes que dominan el horizonte: San Pedro, Tolimán y Atitlán.
El diseño ajustó las proporciones típicas del tipo A, cortando los bordes inclinados a dos metros para evitar espacios inútiles. Así se ganaron ventanas laterales que permiten entrada de luz y conexión visual, sin comprometer la privacidad entre unidades.
Una secuencia interior pensada al detalle
Desde la entrada posterior, cada cabaña conduce a un vestíbulo que en pocos pasos se abre hacia una doble altura. La cocina, dispuesta en línea, incluye top de granito, salpicaderos cerámicos tipo subway y ventanas deslizables con mosquitero. Esta composición permite que la cocina se mantenga funcional sin interrumpir la fluidez espacial.

Al frente, la sala y el comedor se orientan al lago a través de una gran ventana triangular, acompañada por puertas de vidrio deslizables que comunican con el deck. La paleta de materiales y mobiliario fue seleccionada en coherencia con el entorno: maderas claras, tejidos de palma, lámparas de mimbre y textiles de Santa María y San Antonio Palopó.
La habitación máster se ubica estratégicamente en la parte posterior, con cerramientos completos pero ventilación natural. El baño se resuelve con un lavamanos contemporáneo de libre acceso, y una cabina cerrada que integra inodoro y ducha.
En el mezanine, al que se accede desde una escalera metálica con vista frontal, se ubican dos camas matrimoniales y un sofá adicional. Es un espacio cómodo y versátil, ideal para familias o grupos pequeños, con una vista amplia hacia el lago sin necesidad de cortinas ni barreras.
Exterior que acompaña, no compite
Cada cabaña cuenta con un deck privado que extiende el área social al exterior. Allí se ubican un jacuzzi empotrado, sillas tipo Acapulco, un columpio suspendido y barandales metálicos diseñados para permitir el crecimiento del falso maní como cobertura vegetal. La iluminación nocturna, compuesta por luces de carnaval y focos indirectos, ofrece una atmósfera cálida y discreta.









Los senderos entre cabañas están construidos con piedra natural del sitio, siguiendo la pendiente sin modificarla. Esto no solo reduce el impacto ambiental, sino que mantiene una lógica de recorrido coherente con la escala del terreno.
Diseñar lo posible, no lo ideal
Vistalago Paxanax no es un proyecto resuelto con una gran idea, sino con muchas decisiones pequeñas, tomadas con atención y criterio. Cada encuentro entre arquitectura y naturaleza fue tratado con respeto técnico y sentido común: desde la posición de los ventanales hasta la elección de la estructura, pasando por los puntos de luz, los materiales de los decks y la estrategia de privacidad entre unidades.

El resultado no pretende llamar la atención por lo formal, sino por lo resuelto. Es un proyecto que no exagera su presencia, pero que amplifica su experiencia.
Y sobre todo, es un ejemplo de lo que ocurre cuando se diseña al ritmo del terreno.
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